Desde que nace un bebé, el sueño es uno de los aspectos que más preocupan a los novatos papás; además se trata de un controvertido asunto sobre el que existen opiniones de toda índole, pero realmente no encontramos una fórmula matemática, que indique cómo hacer que un niño duerma y que pautas deben seguirse. Los afanados padres escuchan consejos de expertos, leen libros, buscan información en la red, etc., y unas de las corrientes sobre la que se encuentra más información, es la de la crianza natural o crianza con apego, que hunde sus raíces en la interpretación que el pediatra norteamericano, William Sears hace de la Teoría del Apego (Bowlby ,1958).
La crianza con apego, defiende que la proximidad al dormir entre los progenitores (sobre todo la madre) y el niño, beneficia a un organismo biológicamente inmaduro, porque complementa sus funciones cerebrales incompletas, además, presuntamente, favorece el buen desarrollo emocional del niño en el futuro. Concretamente los beneficios que reporta este tipo de práctica, según recogen los múltiples estudios sobre el tema, serían (entre otros):
Lo que si recomienda la Asociación Americana de Pediatría es que la cama para el colecho, debe cumplir una serie de requisitos (no debe ser una superficie blanda, ropa de cama tiene que evitar excesivo calor o atrapamiento del bebé, cuidar que no haya cojines y almohadones…) y que está desaconsejada la práctica si alguno de los fuma, abusa de sustancias o si padece obesidad mórbida.
Con todas las cartas sobre la mesa tú decides ¿colecho sí? o ¿colecho no?