El diccionario de la Real Academia de la Lengua recoge la palabra higiene con varias acepciones. De entre las existentes, destacamos la siguiente entrada: «Parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de enfermedades».
En este texto hablaremos de la higiene postural en un ámbito en el que pasamos mucho tiempo de nuestra vida, casi el mismo que descansando, el ámbito laboral. Se entiende por higiene postural en el trabajo, como el conjunto de posturas que se deben adoptar en el ámbito laboral para evitar posibles lesiones. Nos centraremos sobre todo en la zona cervical, dorsal y lumbar del cuerpo y en definitiva en la columna vertebral
¿Por qué?
La columna vertebral es el centro y el sostén del cuerpo y lesiones en la misma pueden llegar a causarnos patologías que a la larga resulten incapacitantes; de hecho la lumbalgia y los dolores de espalda, según estudios recientes, se han convertido en el segundo motivo de baja laboral en España.
Para evitar dolencias de tipo musculoesquelético a lo largo de toda la espalda, conviene adoptar unos sencillos hábitos posturales, tanto en posturas dinámicas, como en posturas estáticas. Vamos a pasar a detallarlos:
Mientras estamos sentados:
– Mantener la espalda lo más pegada posible al respaldo del asiento, sin flexionarla y libre de tensiones. Además las piernas deben mantenerse en ángulo recto, si no llegaran al suelo, es preferible utilizar un punto de apoyo hasta alcanzarlo. No importa que crucemos las piernas, siempre con alternancia.
– Si trabajamos con pantalla de ordenador, siempre debe estar a la altura de los ojos. La mesa de trabajo debe estar adaptada a nuestra estatura y se procurará tener a mano todos los utensilios necesarios, para no forzar posturas inadecuadas.
– Es conveniente levantarse y estirar las piernas cada 50 minutos aproximadamente. Para levantarse utilizar un punto de apoyo, al igual que para sentarse, hay que evitar el desplome sobre el asiento.
De pie, estáticamente:
– La espalda debe estar lo más recta posible. La zona de trabajo debe estar a una altura que no nos haga forzar la espalda, si no es de esta manera, se debe adecuar cada puesto de trabajo con elevadores.
– Cambiar de postura cada cierto tiempo. Además se debe proporcionar un asiento para reposar la musculatura de la espalda y piernas.
Levantar peso:
– Utilizar la musculatura de las piernas para hacer la fuerza y no la de la espalda, además ésta (como en todos los casos anteriores), debe mantener su posición natural. (por ejemplo ponernos en cuclillas para levantar cualquier peso)
Con todos estos sencillos consejos, más un buen equipo de descanso, practicar ejercicio regularmente, una dieta equilibrada, ect., procuraremos para nuestra espalda los cuidados que realmente se merece.
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